Dr. Finnish - Extra


En cuanto la mañana llegó, Jake se levantó y continuó con la limpieza de la reunión que habían tenido en la noche. Valo descansaba y lo dejo ser, sabía lo cansado que estaba, habían sido semanas agotadoras. El menor buscaba complacerlo preparándole comidas diversas, lo esperaba en la noche con masajes, le dejaba notas en los almuerzos o iba hasta donde estuviese trabajando y comían juntos; y por supuesto, se entregaba a su hombre nórdico con todo su amor.


Valo despertó encontrándose solo en su habitación, al mirar el reloj sobre su mesa saltó de la cama y corrió a darse una ducha. Tenía planeado salir a almorzar con su pequeño, tener una de esas citas ocasionales y disfrutar del día junto. Pero ya era mediodía, aunque si se apresuraba podría cumplir sus planes.


Salía de la ducha con una toalla atada a la cintura y s encontró con el cumpleañero haciendo la cama.


- Buenos días – rió el chico sacudiendo las almohadas

- Hola, amor… - Saludó el mayor acercándose al chico para abrazarlo por detrás – Feliz cumpleaños, bebé – lo giró y depositó un suave y tierno beso en esos dulces labios aún jóvenes

- Gracias, Ville – el menor se aferró a su novio

- ¿Quieres ir a almorzar?

- ¿Almorzar? Está bien. A donde tú quieras

- Ve a darte una ducha, así podemos empezar nuestra cita ¿Te parece?

- ¿Cita? – el muchacho se alejó un poco y sonrió ampliamente – No tardó – dejó un beso en los labios del psicólogo y se metió al baño


A pesar de haber crecido unos centímetros, de que su cuerpo ya no era tan menudo y delgado, y de que había días en los que su barba lo hacía ver mayor; para Ville, Jake no dejaba de ser su pequeño niño torpe. Y le gustaba consentirlo como tal. Ese chico era muy especial para él y se había convertido en una persona indispensable en su existencia misma. Cada momento era iluminado por la sonrisa y el humor cínico de ese chico de ojos azules.



El almuerzo no fue la gran cosa, ambos disfrutaron la comida mediterránea. Luego salieron a recorrer las tiendas de la ciudad y el centro comercial donde compraron algo de ropa y cosas que encontraron interesantes se detuvieron en un café y merendaron leyendo una novela que compraron esa misma tarde.


Disfrutaban de leer juntos, esos momentos en silencio compartiendo las mismas palabras, un mismo espacio, para ellos era más que suficiente. Lo de ellos era un amor en silencio, cada pausa, cada mirada y cada caricia estaba cargada de sentimientos.


- ¿Quieres volver a casa? O… podemos ir a la exhibición de arte en la galería cerca del consultorio

- ¿Exhibición? Vamos – accedió el chico

- Dejemos las bolsas en el auto – se levantó, ya había pagado la cuenta

- Realmente te esmeraste para la cita ¿no es así? – Se burló tomando un par de bolsas

- Resulta que eres mi consentido, pequeño

- Ah. Soy muy afortunado de tener al doctor Finnish a mis pies – se mordió el labio inferior

- Tienes razón – Carcajeó con esa voz tan profunda

- Tanta presunción hace mal a la salud, doctor Finnish – lo tomó del brazo y comenzaron a caminar – Pero usted es perfecto y puede hacerlo con todo el derecho del mundo, doctor

- Si que sabes cómo complacerme, Jake


Adorar y ser adorado. Un amor tan perfectamente correspondido parecía una idea muy lejana para ambos hacia dos años, pero ya no. Los dos se acoplaban armoniosamente, complementándose en cuerpo y alma.



La muestra era de varios artistas, un coleccionista mostraba su exquisita colección de arte variado, algunas contemporáneas y otras más antiguas. Había otras parejas que andaban del brazo al igual que ellos, el ambiente era perfecto para los planes del doctor.

Se detuvieron frente a un cuadro, era un camino entre árboles de follaje colorido, parecía ser una de esas noches muy tranquilas y una pareja caminaba de espaldas hacia el horizonte. Una pintura con mucha textura, el pintor había utilizado la técnica del cuchillo en lugar de simples pinceladas para dar color y vida a esa bella y colorida obra.


- ¿Te gusta esa pintura? – Preguntó el mayor

- Es muy hermosa – Asintió el menor sin dejar de mirar la colorida pintura

- Es de Leonid Afremov, un pintor ruso. La obra se llama ‘When dreams come true’ ¿sabes qué
significa?

- Cuando los sueños se vuelven realidad – Respondió el chico sin dejar de ver el cuadro

- Compré esa obra hace unas semanas

- ¿Compraste? – el menor lo miró confundido

- ¿No crees que se parecen a nosotros? – señaló la pintura – Caminan hacia sus sueños… hacia la felicidad… juntos

- Si lo pones así… - sonrió y se giró para ver a su novio


Valo permanecía con su brazo extendido, ofreciendo al chico una cajita azul aterciopelada con un moño dorado. Apenas sí pudo sonreírse, perecía algo corroído por los nervios. Jamás había hecho algo como eso, tampoco lo había pensado. Pero por su pequeño, él haría cualquier cosa.


- ¿Qué es? Te dije que no quería ningún regalo – comentó el chico

- Jake – dijo el doctor con una voz muy profunda y suave, clavando esos ojos verde claro en el
muchacho que permanecía con una expresión confundida – Esto es una promesa que yo te hago a ti,
porque te amo demasiado – abrió la cajita dejando a la vista un anillo color negro con una franja de
oro blanco y tres piedritas transparentes y brillantes.


Una joya masculina pero delicada y hermosa.


- Y cuando seas mayor – continuó – Te entregaré uno para que lo lleves en tu dedo durante el resto de nuestras vidas. Por eso este anillo es una simple promesa, par que comencemos a caminar hacia nuestros sueños, hacia nuestra felicidad… Como esos dos – señaló la pintura con una de sus dulces y adorables sonrisas

- Ah… Ville – el chico negó con la cabeza y luego tomó la cajita entre sus manos – Doctor Finnish… Si que sabe complacerme – le sonrió con los ojos humedecidos y se puso el anillo en su anular izquierdo

- Te amo, Ville – dijo para abalanzarse a los brazos de su ahora prometido - Te amo demasiado – le susurró en un lloriqueo.


Ambos escucharon aplausos de las personas a su alrededor que circulaban por la galería. La encargada de la galería, junto a varias personas, los felicitaron y brindaron con champagne.
Jake se sentía tan avergonzado, pero tan feliz por esa alegría se sentirse amado hasta el punto de tener un anillo en su dedo.

Decidieron salir de ese lugar y quedarse solos. La calle estaba algo concurrida, al ser sábado en la noche y al ser una zona llena de espacios de entretenimiento, era lógico.


- ¿Compraste esa pintura? – Jake respirando ese fresco aire invernal

- Lo hice. Esa era mi colección. Pronto será tuya también…

- ¿Mía? – el chico miró a su novio algo confundido

- Claro… Formaras parte de mí y todo lo que tenga será tuyo…

- No necesito cosas ostentosas… Sé que me amas… Y sí… Seré tuyo y tú serás mío

- Siempre seré tuyo, bebé – beso su mano con suavidad y lo guió hacia la vereda de enfrente

- Hace frío… Tal vez deberíamos ir a casa –comentó el menor aferrándose al brazo de su prometido

- Mi consultorio esta a la vuelta – comenzó a caminar

- Jamás creí que haría algo como eso… No eres del tipo que hace eso

- Quería que fuese especial

- Eres un romántico sin remedio, Ville – Rió – Intenté no llorar ¿sabes?

- Lo noté – Carcajeó buscando las llaves en el bolsillo de su chaqueta

- Es el mejor día de mi vida, amor… Y es extraño

- ¿Hmm? ¿Por qué? – el doctor detuvo sus movimientos para mirar a su novio

- Porque creí que el mejor día de mi vida fue cuando me hiciste el amor por primera vez – rió – Tú – se paró frente al mayor, quien sólo le llevaba unos centímetros más de diferencia en altura – Tú eres el mejor día de mi vida

- Jake – El psicólogo quedo estático, sumido en esos lindos y vivaces ojos azules. Era inconcebible no corresponder ese amor de la manera correcta – Pequeño… eres tan tierno



El doctor tomó el rostro de su novio y lo besó con pasión. Ya no podía contener esa horda de sentimientos hacia el chico. Todo lo que sentía era tan fuerte que lo mareaba, lo debilitaba hasta el punto de causarle una increíble presión en su estómago.

A menudo se preguntaba cómo era posible que un hombre adulto, un profesional, pudiese caer ante un muchacho. La edad, sus estudios y toda su ética profesional se había esfumado ante el magnífico e incoherente poder del amor.


Besó desesperado esos finos labios aún impregnados del sabor a champagne, mientras subían por el ascensor a su consultorio. El menor comenzaba a responder con suspiros, ansioso al igual que él.
Atravesaron el recibidor lanzando sus abrigos sin siquiera encender una sola luz. Con mucha torpeza, Valo abrió la puerta del consultorio en donde había pasado su tiempo atendiendo a su paciente favorito.


Lo recordaba bien, parecía un muchacho muy triste, estaba muy delgado y su rostro era pálido y ojeroso. Se vio reflejado en él en cuanto comenzaron a hablar. Quería curarlo, alivianarlo, quería que ese triste muchacho aprendiese a sonreír. Sonrió, con el tiempo sonrió. Así como sonreía en ese preciso momento mientras era desvestido por las amplias manos del mayor.


Era una noche especial y no habían sentido tanto desespero desde las primeras veces en las que esos dos cuerpos se acariciaban conociéndose mutuamente. Esa noche volvían a sentir ansiedad, ese ferviente deseo de amarse sin censura, ya que ahora se amarían como futuros esposos.


Valo llevó al chico hasta su escritorio y dejando caer unas carpetas y una lámpara, lo recostó. Se apoderó de sus tetillas con sus dientes, lengua y manos, saboreándolo como la primera vez. Contra su vientre desnudo sentía el erecto miembro del menor, tan tibio como siempre.


El mayor comenzaba a perder el control, pero aun no quería poseerlo, buscaba disfrutar de más gemidos y saborear ese joven y libidinoso cuerpo. Y eso hizo, besó y mordió por donde quiso, dejando rojizas marcas sobre esa blanca y tersa piel.

Jake sólo atinaba a gemir y a morderse el labio conteniéndose a sí mismo, amaba tanto ser tocado por ese hombre que si no se provocaba dolor se desmayaría.  Tan sumido en el placer que no se percató de que había un dedo hurgueteando en su entrada, buscando ese botón mágico que o hacía temblar como hoja al viento. Sintió su sexo siendo deglutido por la calidez de la cavidad bucal de Valo, sintió esa lengua acariciarlo provocándole un éxtasis inigualable. Gimió ante el tacto de un par de falanges en su punto de placer interno, y casi eyaculaba de no ser porque el mayor se lo impidió.


- Vi… Ville… No seas así – Murmuró entre jadeos – Siento que moriré – rió torpemente acariciando sus propios pezones

- No te preocupes… - El doctor se alejó y se irguió, sólo para poder deshacerse de la ropa sobrante y quedar por completo desnudo

- Déjeme tocarlo, doctor Finnish


El chico se movió sobre el escritorio y luego se puse de pie plantándose frente al mayor. Lo besó ansioso, tanto que la mescla de sus salivas se escurrió por la comisura de sus labios. Obligó al doctor a sentarse sobre la silla del escritorio y pasó a recorrer el cuello del doctor, los hombros, los pezones y cada tatuaje que encontró en su camino mientras bajaba por ese delgado torso adulto. Acarició la piel de su novio disfrutando la sensación de sus vellos púbicos, mientras se dispuso a lamer ese miembro erecto frente a sus ojos. Decidió por hacer su labor con su boca y una mano, ya que con la otra dilataba su entrada posterior que estaba húmeda y suave. Sintiendo cada imperfección, cada vaso sanguíneo, cada arruga de ese órgano que resultaba ser no tan ajeno a su boca; y succionando con vehemencia logró un gemido ronco de los carnosos labios del doctor. Lo conocía y sabía que estaba por correrse, entonces hizo un poco de presión en la uretra de su prometido con un par de dedos y esperó a que se relajara un poco.


Ambos se pusieron de pie y se fundieron en un beso gentil, lento y sensual. Valo tomó al chico por las nalgas y lo recostó en el escritorio nuevamente, se posicionó entre las piernas de su muchacho y colocó su miembro en la entrada húmeda y palpitante del menor.  Jake aferró sus piernas a la cintura del mayor obligándolo a penetrarlo de una sola vez. Los dos gimieron con el goce de estar conectado en forma corpórea.


El mayor se inclinó, recargando sus codos sobre el escritorio para besar a su más preciado tesoro, quien correspondió a su beso pasando esos largos brazos por la espalda de Ville. El psicólogo comenzó un lento vaivén para que el interior del muchacho lo aceptara y se adaptara a la intromisión de su sexo erecto.


El menor empezó a sentir un fuerte debilitamiento debido a las arremetidas un poco mas aceleradas
en su interior, y se puso a gemir porque no podía contenerse.


Y esa voz tan suave era la música más inspiradoramente erótica para el mayor. Eso causó que su mente quedara por completo a merced de las necesidades de su cuerpo. Sus estocadas se volvieron más y más fuertes. Intensas y profundas al igual que los sentimientos y emociones que ambos compartían desde el comienzo.


Ese escritorio en donde ahora poseía a su prometido de dieciocho años, había sido un símbolo de la distancia que él buscó y no logró entre ellos.


- Te amo tanto, Jake… - Dijo el doctor irguiéndose para profundizar y agilizar su movimiento.

- Eso… Eso ya lo sé, doctor – murmuró el chico – Yo siempre te amé, Ville


Se fundieron en un beso único, sellando su amor, firmando la promesa de ese anillo.


Valo hizo que el chico se pusiera de pie y luego lo giró, recostándolo boca abajo contra el escritorio. Volvió a penetrarlo manteniendo un vaivén intenso, causando que fuertes sonidos de placer escaparan entre los labios del muchacho cuyo sexo estaba siendo torturado por la presión de su propio cuerpo y la fricción del cuero sintético, que cubría al escritorio en donde yacía.


Ville no buscaba ni pensaba contenerse, arremetiendo contra ese joven cuerpo, su paciente favorito. Jake ofreció sus caderas en busca de más de el hombre que lo conquisto por completo con un simple beso.


Finalmente, el chico gimió y varios aspamos se apoderaron de su cuerpo impidiéndole algún movimiento exacto de sus extremidades. Su vientre y el escritorio empatados de su semen. Pronto Valo también llegó a su orgasmo, dejando salir un ronco y tosco sonido desde su garganta y esparciendo su semilla en el interior de su verdadera pasión en la vida.


El menor se incorporó con algo de dificultad y se abrazó al mayor con una sutil sonrisa en sus labios.


- Prometo jamás dejar de amarlo, mi doctor Finnish.



(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧  Fin ✧゚・: *ヽ(◕ヮ◕ヽ) 







Espero les haya gustado esta historia... A mi me costo escribirla. Pase un tiempo pensando en cómo debía sentirse el pequeño Jake y cómo debía evolucionar... Peeeeero (◑‿◐)... quede bastante conforme con este desenlace. Aunque, el final iba a ser algo distinto... pero se dio con un happy ending y bueno, me gusto! ( ◕/ω/◕ )
Les agradezco nuevamente por haber leido!
Besos y abrazos!! (︶ω︶)

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